El Molino de Sabandía, esta joya escondida se erige como un monumento al ingenio y la tradición de la región de Arequipa, Perú. Preservado y restaurado meticulosamente para mantener su esplendor original, este molino del siglo XVII ofrece a sus visitantes un viaje en el tiempo, revelando los métodos ancestrales de molienda que han sustentado a las comunidades locales desde tiempos antiguos.
Aquí te contamos todo sobre El Molino de Sabandía, entre otros datos interesantes.
Aproximadamente a 20 minutos en coche desde el centro de Arequipa o en distancia serían 10 kilómetros desde la Plaza de Armas.
Construido en 1621, el Molino de Sabandía es un testimonio vivo de la arquitectura mestiza, mandado a construir por Francisco Flores, que fusiona técnicas constructivas europeas con elementos indígenas. Rodeado de campos de cultivo que cambian de color con las estaciones y bajo el imponente telón de fondo de los volcanes arequipeños, el molino es una postal viva de la belleza natural y cultural del Perú.
Recuperado de: La Herencia
En 1973 fue restaurado, gracias al Banco Central Hipotecario del Perú, por el arquitecto Luis Felipe Calle, quien con su experiencia y esfuerzo logró mantener la esencia de todo el lugar, aproximadamente 400 años desde su creación.
Recuperado de: Viator
El mecanismo del molino funciona accionado por las corrientes de agua provenientes de manantiales aledaños, sigue operativo, ofreciendo demostraciones de molienda de granos, tal como se hacía hace siglos. Originalmente se elaboraba harina de maíz, trigo, entre otros cereales.
Además de explorar el molino, los visitantes pueden disfrutar de los jardines y áreas recreativas que lo rodean, perfectos para un día de picnic o simplemente para relajarse al aire libre.
En moneda peruana (PEN) el precio para los adultos es de 10 soles (casi 3 dólares americanos). Los niños y ancianos pagan 5 soles (casi 1.5 dólares americanos).
Le dejamos algunos consejos que debería tomar en cuenta para cuando vaya a visitar este lugar:
El Molino de Sabandía no es solo un lugar para admirar la ingeniería histórica y la arquitectura, sino también un punto de encuentro con la naturaleza y la tranquilidad de la campiña arequipeña. Visitar este sitio es sumergirse en la historia viva de Arequipa, disfrutando de la paz que ofrece este rincón alejado del bullicio de la ciudad, convirtiéndose en una experiencia obligada para aquellos que buscan comprender la rica herencia cultural y natural de la región.
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