Si en algo destaca la civilización inca, es en su avanzado estudio de la astronomía. Lograron definir constelaciones, estrellas, medir el tiempo, identificar las estaciones climáticas y más. Descubre más sobre la historia de los antiguos peruanos y sus conocimientos estelares en el siguiente blog.
Casi todas las antiguas civilizaciones del mundo, se han asombrado ante la inmensidad del cielo y sus estrellas, y les han atribuido virtudes religiosas, en este punto la civilización inca no es la excepción.
Su adoración al Dios Sol (Inti), la deidad más significativa de esta sociedad junto al Dios Wiracocha (el creador), nos demuestra que no es posible separar la religión inca con la astronomía que practicaban.
Los antiguos peruanos que antecedieron al imperio incaico ya venían estudiando el movimiento de la tierra y las constelaciones estelares, gracias a su conocimiento empírico de las matemáticas y los movimientos de los astros.
Las civilizaciones costeras por ejemplo, rindieron culto al sol y la luna, construyendo santuarios (huacas) donde se realizaban múltiples ofrendas a estos astros, lo que ya empezaba a constituir lo que sería más adelante la astronomía inca.
El objetivo principal de los Incas, era la unificación del mundo andino. Dado que su economía se basó principalmente en la agricultura, la civilización inca debía tener un conocimiento práctico acerca del movimiento de los astros.
Asimismo, debían conocer cuál era el impacto sobre la tierra y lo que ella proveía como alimento, que como dijimos, heredaron casi completamente de sus predecesores desde los primeros pobladores de Caral (3000 a.c).
Lo incas conocieron los ritmos y tiempos de los planetas para recorrer sus órbitas, y para ello utilizaron montículos (mojones) en los pueblos para observarlos.
No es posible hablar de un conocimiento científico y matemático profundo por parte de la civilización inca pero sí de saberes prácticos que se amalgamaban con la magia y la religión. Como se dijo antes, la religión estaba profundamente ligada al cielo y a los astros-deidades de los incas.
Se dice que desde el Templo del Sol del Cusco (Qoriqancha), irradiaban ejes cuya disposición implicaba alineamientos astronómicos que dibujaban el Valle en más de 300 huacas que cumplían funciones religiosas y políticas.
Todo lo que sabemos sobre la religión y creencias de los incas, lo conocemos a través de las crónicas de los conquistadores españoles, lo cual sesga su complejo sistema de creencias hacia un enfoque más bien europeo de la época. En la cosmovisión andina no existía un solo Dios como en los credos occidentales, la religión inca era politeísta.
Entre los más importantes están los dioses Wiracocha (el creador), Inti (Dios Sol) y Pachamama (la Madre Tierra). A las divinidades “menores” se les llamaba Huacas, consideradas por los españoles como demonios.
Entre las creencias de los incas está la concepción del tiempo cíclico (no lineal) como puede leerse en sus fabulosos mitos -entre ellos el de Huarochirí- que divide al tiempo en 4 edades donde se intenta explicar el orígen del pueblo incaico a través de distintas historias que relacionan el mundo de los dioses (Hanan Pacha) con el de los de “abajo” (Urin Pacha).
Al relacionarse directamente con su principal sustento económico (la agricultura), la astronomía inca adquirió gran importancia para el imperio incaico. Observaban detenidamente el sol, logrando calcular los solsticios y equinoccios, los cuales se celebran con la importante fiesta del Inti Raymi (junio y diciembre).
Incluso en ciertos lugares destacados del imperio, se construyeron inti watanas (“donde se amarra el sol”) observatorios solares de piedra que se encuentran en sitios icónicos como Machu Picchu.
Asimismo, su calendario estaba dividido en 12 lunas de 30 días cada una. A cada “luna” le correspondian festividades entre las cuales algunas de ellas se celebran hasta hoy.
Los incas lograron identificar básicamente dos tipos de constelaciones en el Hanan Pacha (el cielo o espacio sideral) : las brillantes y las oscuras. Las primeras, conformadas por estrellas (al modo occidental) que al ser unidas configuraban figuras en el cielo.
El segundo tipo de constelación “oscura”, tenía relación con el gas y el polvo condensado en la Vía Láctea en los que identificaban manchas oscuras (atribuidas por la civilización inca a manchas de carbón), y es allí donde encontraban constelaciones de animales, asociados normalmente con la temporada de lluvias.
Para los incas, aparecían formas como las “llamas celestiales”, la Perdiz (Lluthu), el Sapo (Hampatu), la Serpiente (Machacuay), el Zorro (Atoq) y la Cruz del Sur (Chakana).
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